Instalación, Instalaciones Temporales, Monumentos, Barcelona, España- 设计师:Anna & Eugeni Bach
- 年份:2018
- 摄影:Adrià Goula
- 负责建筑师:Anna & Eugeni Bach
- 合作者:Albert Cabrer
- Promotor:Fundació Mies van der Rohe
- Constructor:Demibold, SL
- Ciudad:Barcelona
- Pais:España
- 设计师描述 | Designer description:Vestir el Pabellón Mies van der Rohe para desnudarlo de su materialidad. Con esta sencilla acción, el Pabellón se convierte en una representación de sí mismo y abre la puerta a múltiples interpretaciones sobre aspectos como el valor del original, el papel de la superficie blanca como imagen de la modernidad, o la importancia de la materialidad en la percepción del espacio.
- El Pabellón de Barcelona sobre el que actuamos es una reconstrucción; una réplica tan fidedigna del original, que a menudo cuesta recordar su verdadera naturaleza. Un edificio que debía ser temporal quedó inmortalizado en primera instancia por el relato escrito del movimiento moderno, y más adelante, por su propia reconstrucción.
- Convertir el Pabellón en una imagen de sí mismo, con todas sus superficies limitadas a un único material, pone en evidencia el papel representativo del edificio; tanto el del original, como símbolo nacional, como el de la réplica, en representación del primero. El Pabellón se convierte, durante un tiempo, en la maqueta a escala 1:1 de la réplica del pabellón temporal más longevo de la arquitectura moderna. Sustraer parte de la materialidad al Pabellón abre además otras interpretaciones ligadas a la historiografía de la arquitectura del siglo XX.
- El Pabellón de Barcelona fue entronado como icono de la modernidad en la exposición “Modern Architecture” del Moma de Nueva York de 1932. En el catálogo de la exposición, varios edificios de arquitectos como el propio Mies van der Rohe, Le Corbusier, Neutra, Wright, Oud o Gropius, entre otros, son presentados a través de una selección de fotografías y escritos críticos en los que Philip Johnson y Henry Russell Hitchcock apuntan los criterios homogeneizadores para poder aunar todas las obras bajo un mismo foco. Entre tales criterios, la superficie blanca, como emblema de una nueva arquitectura, aparece como uno de los más insistentes.
- Proveer al Pabellón de Barcelona de esa blancura homogeneizadora significa dotarlo de una de las características definitorias de la historiografía moderna -que no de la modernidad- aunque al mismo tiempo, signifique despojar al Pabellón de su materialidad, de su carácter único; aquél que precisamente lo erigió en icono del mismo movimiento moderno.
- La instalación convierte esta paradoja en vivencia. Permite al visitante plantearse éstas y más reflexiones a través de su propia experiencia en un Pabellón que, por unos días, pierde su rastro material para, así, asumir todo su potencial representativo y relacional. Nos permite reflexionar sobre aspectos tan transversales como el valor de la imperfección, en un pabellón alterado que se presenta pulcro e inmaculado el primer día, pero que muestra todos los rastros del deseo después de días de visitas. Refuerza la interpretación del Pabellón como templo del alma alemana, ahora sí blanco, aunque todavía desprovisto de sus ocho columnas en la fachada de acceso. Lo podemos comparar con la imagen de aquella maqueta hecha de telas blancas que supuestamente Mies realizó para la familia Kröller-Müller. Y entre otras reflexiones, nos muestra el poder de las juntas, ahora perfectamente visibles al desaparecer las texturas y reflejos que las ocultaban y que nos recuerdan a una de las perspectivas o collages tan característicos de Mies por el que ahora podemos pasear. Una instalación que, en definitiva, funciona como detonante para la reflexión.
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